EXQUISITO

En la cultura occidental el canibalismo es un tema tabú que provoca un rechazo profundo y unánime. Desde tiempos de la Grecia clásica, con el Cíclope de la Odisea de Homero y los Andrófagos de Heródoto, pasando por autores y pensadores como William Shakespeare, Daniel Defoe, Sigmund Freud... y terminando con las actuales series true crime sobre asesinos antropófagos, el canibalismo ha causado un horror atávico y ha sido considerado como la peor de las aberraciones, sólo igualado por el incesto. Lo único que puede atenuar levemente ese rechazo es que el canibalismo sea inducido por una situación límite de inanición; en este caso la cuestión ética ligada al consumo de carne humana pierde fuerza frente a la prioridad de la supervivencia del individuo y, por extensión, de la especie. Exquisito da un paso más allá y no plantea el canibalismo como un medio para sobrevivir sino como un vehículo para la realización personal. ¿Sería lícito vender tu propia carne a cambio de ascender socialmente? En un mundo capitalista donde, por encima de todo, impera la versión más salvaje de la oferta y la demanda, de entrada no debería parecer una opción tan descabellada, siempre que el implicado saque un beneficio suficientemente alto y ejecute el acto libremente. De hecho, la mayoría de nosotros ya vendemos el propio cuerpo, el alma y el tiempo de toda una vida a cambio de un salario. Pero... ¿y si las consecuencias fueran más allá de tu persona y pusieran en peligro el mismo concepto de humanidad? ¿Cuáles son los límites del derecho aparentemente incuestionable que tenemos las personas a pretender una vida mejor? Con Exquisito queremos plantear este debate y, para ello, nos servimos de una transacción comercial llevada al extremo. Una oferta rocambolesca pero a la vez terriblemente incómoda para el espectador, porque al fin y al cabo, como dice uno de los personajes de la obra: "Si eres capaz de imaginarlo, es que probablemente ya ha pasado en el mundo real".